Chile estaba lejos y a la vez siempre tan cerca
Mi acceso a Chile siempre estuvo en un pasado que pervivió en los recuerdos de mi madre y en mi visión del país desde fuera, que fue moldeada por mi infancia en Alemania. Mi vida en los años 80 estuvo marcada por las dictaduras que me rodeaban. Estaban las sombras del pasado del régimen nazi en Alemania que yo los sentía intuitivamente sin tener palabras para ello.
Había un muro que separaba mi país, con soldados armados en sus fronteras disparando a la gente que intentaba cruzar la frontera. En Alemania Federal, los terroristas de la RAF aparecían en listas de buscados en todos los lugares públicos, lo que daba a los ciudadanos y a mí como niña una sensación de inseguridad y temor. También Chile era una dictadura, pero al mismo tiempo un país de añoranza para mi madre, donde depositó sus esperanzas y sueños.
Chile estaba lejos y a la vez siempre tan cerca. Mi acceso a Chile estaba en el pasado, en los recuerdos de mi madre sobre su infancia en los campos de yuyo, la vida en una población y la esperanza de justicia social y libertad.
Tierra del Fuego me acercó personalmente a Chile, a mí misma y me permitió comprender a mi madre. Yo veo el arte como una de muchas piezas del rompecabezas de la identidad colectiva en el que se encuentran las chilenas y los chilenos y las generaciones siguientes 50 años después del golpe de 1973.